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martes, 3 de agosto de 2010

De vuelta a nuestra madriguera

 Pues sí, hoy ha sido el último día de la ruta. Hoy podría parecer que solo teníamos por delante despertarnos por última vez en un hotel, hacer el checkout, llenar el depósito y a bajar por el mapa hasta llegar a nuestra madriguera ilicitana.

Pero aun guardábamos una bala en la recámara: comernos de nuevo un bocadillo de lomo en La Font de Figuera.







Y así fue que el bocadillo de lomo que comimos para almorzar el día de inicio de la ruta, nos esperaba para comer en la última parada antes de llegar a Elche.

No sé si eso vale como moraleja de esta historia, pero es que están muy ricos.

Muchas gracias a todos por acompañarnos durante  los 1.350 kilómetros de La Ruta del Verano de 2010.


Besicos!

lunes, 2 de agosto de 2010

Españoles por España

Cada vez nos levantamos más tranquilamente. Sin prisas. Eso sí, sin retrasarnos mucho para no quedarnos fuera del buffet libre del desayuno. Ahí sin rapiñar mucho ya que no seguimos el estilo estándar de llenar platos de todo hasta que no se vea el fondo, nosotros nos tomamos nuestro colacao y un croissant preñao de algo de queso, mantequilla y mermelada.


Con un nuevo día gris sobre nuestras cabezas salimos ha recorrer el Cap de Creus. Se suponía que la primera parada iba a ser Cadaqués, pero a 5 km de llegar la cola de coches empezaba a pararse del todo, así que esta foto hecha antes de dar media vuelta será nuestro único recuerdo. Volveremos algún día. Preferimos verla en pleno invierno, sin tener que sufrir por dónde aparcar ni esperar a que deje de cruzarse gente para hacerte una foto en cualquier rincón interesante.

Seguimos la carretera hacía el lado norte del cabo, allí ni rastro de masificación. En Port de la Selva (fotico de abajo) ya respiraba un ambiente más relajado y en la playa apenas había alguna que otra familia mojándose las patas. Luego nos acercamos a Llançà dónde comimos unas ricas tapas españolas... aiiix ya las empezábamos a echar de menos.
La tormenta decidió que ya era la hora y empezó a caer de lo lindo. Eso sí, en la carretera de vuelta a Roses comprobamos que las pilinguis de las rotondas de L'Ampurdà están hechas para resistir a cualquier condición atmosférica extrema. El día anterior estaban al solaco sin chamuscarse y hoy bajo la tormenta sin arrugarse. Si Dalí levantara la cabeza y viera el panorama de gente, coches y pilinguis a saber que pintaba...

Unos cuantos litros de agua por metro cuadrado después, con el olor de playa mojada y sin franceses, activamos el  modo caracol y salimos a la calle. Se me había olvidado la cámara de fotos por enésima vez en el coche, así que caminamos hasta él. De repente vuelven los rayos y truenos acompañados del vendaval que precede a unos buenos gotones. Cojo la cámara y de paso el paraguas. A continuación esto: patas mojadas, niños insultando a sus madres para que les abran el coche y gente huyendo de las terrazas como en cualquier apocalipsis al uso.

Nos vino bien, nos refrescamos un poco y la niña pudo disfrutar de su crema de verduras calentica, para intentar templar y cuidar su estomago tras tantos días de comer por ahí. Lo mio es un tomatazo relleno de mozarrlla gratinada. Pero no os hagáis ilusiones, al final nos jalamos de segundo plato nuestra dosis de carnaza con patatas...

domingo, 1 de agosto de 2010

Entre dos mundos


Toca salir de Francia y lo hacemos haciendo buscando los últimos reductos de los cátaros, soldados religiosos que acabaron siendo perseguidos por los templarios, otros que tal, por orden de la iglesia.


La primera que visitamos fue la llamada ciudadela del vértigo en Puilarens.





Esta otra es la última donde se refugiaron antes de ser totalmente derrotados, el castillo de Queribus.


Poco a poco íbamos dejando la alta montaña y a través de viñedos y viñedos vamos bajando hacia Perpiñan, dónde decidimos ir a comer a riesgo de llegar pasadas las 2 de la tarde.






Allí devoramos unas pizzas para cuanto antes volver a España, camino de Roses. Pero ese cuanto antes tuvo que esperar a las típicas colas de los peajes de La Jonquera.

















La autopista acabó teletransportándonos a otro mundo, hacía unas horas estabamos por pueblos solitarios y bajo castillos en ruinas, y de repente todo era gente y más gente en este hormiguero veraniego que es Roses, y para colmo llegamos en domingo 1 de Agosto.

De todos modos saltamos al ruedo, y aunque el viento soplaba fuerte de vez en cuando arrastrando la arena, los franceses seguían rodeándonos por las calles, y las nubes se deslizaban por encima de las montañas del Cap de Creus... ahí estábamos aprovechando cada oportunidad. (Ver foto de la izquierda) Jejeje...